
Un mundo perfecto es una película en la que Eastwood decide hacer un papel secundario, dedicarse a dirigirla y dejar todo el protagonista a las manos de Kevin Costner y del joven T. J. Lowther.
Con un planteamiente de lo más simple: dos hombres se escapan de la cárcel y una vez fuera cogen a un niño, testigo de jehová como rehén. Uno de los dos hombres, Butch Haynes y el niño, Philip rápidamente se darán cuenta que tienen cosas en común y empezarán una bonita relación. Argumento sencillo y simple pero con unos diálogos de lo más humanos hace que rápidamente aparezca una complicidad con el espectador que durará hasta el trágico desenlace. Paralelamente a la trama principal aparece una subtrama con fuerza en la que policias de distinta delegación y cargo van detrás del preso. Esta subtrama aunque en algunos momentos parece estar un poco alejada, te da información esencial sobre Butch Haynes explicándonos la traumática infancia, en parte tratando de medio-justificar sus hechos. Para lo que sí sirve es para entender su comportamiento delante el chico, Butch ve en el niño un retrato suyo de cuando era joven y
recordando su dura infancia intentará que el chico cumpla todos los deseos... Eastwood nos regala un historia sobre la paternidad vista desde dos puntos de vista totalmente diferentes.
Esos diálogos anteriormente mencionados son tan efectivos gracias al guión y sobretodo a la construcción de los dos actores sobre sus personajes. Kevin Costner deja a un lado al Costner que hace películas como churros, para convertirse en el gran Kevin Costner de Los Intocables de Elliot Ness o de Bailando con Lobos, para hacernos una de sus mejores interpretaciones llenando de pequeños y sutiles detalles un personaje lleno de rabia y de contrariedad por dentro que le importa bastante poco su vida y en "ayudar" a su pequeño amigo encuentra una manera de no pensar en si mismo. Por su lado el joven T. J. Lowther da una clase magistral de como hacer una gran interpretación con pocas palabras y muchas miradas. Philip, su personaje, encuentra en su compañero de aventuras ese padre que todo niño necesita como mínimo durante un periodo de su vida, ese complice que le permite hacer todas esa
s cosas que nunca antes puede hacer, ese compañero que siempre lo cuidará y que aunque en ocasiones se enfada se preocupa. Pero toda esa armonia entre los dos protagonistas se empieza a resquebrajar cuando el pequeño, como es lógico, empieza a echar de menos a su madre. Y es en ese momento que junto con tensiones aparecidas por un episodio concreto acabarán con el triste desenlace. Los demás actores/actrices cumplen sus papeles sin destacar demasiado.
Este film está concebido como una road movie, donde los protagonistas aprenden una serie de experiencias vitales a lo largo de su viaje sin retorno, nunca nada volverá a ser lo mismo para el pequeño Philip.
Todo esto acompañado con una buena banda sonora, a destacar el tema final de la película, y con una excelente dirección de Eastwood.
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