El 17 de febrero llegaba a las
carteleras españolas Shame. La película del director Steve McQueen había recibido
aplausos en Cannes, pero había casuado polémica por su alto contenido sexual.
Además Michael Fassbender recibió la Copa Volpi a mejor interpretación. Sus
buenas críticas y el hecho que de manera inexplicable Fassbender acabara fuera
de las nominaciones a los Oscars sirvieron para que mis ganas de verla
aumentaran, así que en la primera sesión del viernes me dirigí al cine.
Shame nos explica la historia de
Brandon un hombre soltero que vive solo en Nueva York que tiene problemas para
disfrutar de su vida sexual. Brandon se pasa las horas muertas consumiendo
pornografía y buscando chicas para relaciones esporádicas, ya sea pagando o
buscando chicas en el metro, o en un bar. Su vida da un vuelco cuando su
hermana, Sissy una chica dependiente emocionalmente de las personas de a su
alrededor aparece por sorpresa en el piso de Brandon y decide quedarse unos
días.