jueves, 3 de septiembre de 2009

Maps of Sound of Tokio (2009)


Me gusta Isabel Coixet. Me gustó bastante Cosas que Nunca te dije, y me encantaron Mi Vida Sin Mí y La Vida Secreta de las Palabras. Esas tres películas me parecieron pequeñas historias muy tristes, pero con un muy buen guión, films que dividían al espectador: o te encantaban o los odiabas... y con ello a su directora, yo me uní al primer grupo. Isabel Coixet siempre ha sido un poco rara solo hace falta ver sus entrevistas, su gesticulación o el momento en que fue a recojer el Goya y se quedó totalmente en blanco balbuceando. Aún así, si la escuchas dice cosas muy interesantes.

En Maps of Sound of Tokio, Isabel Coixet se traslada a Japón, concretamente a Tokio, ciudad que ha comentado más de una vez que le encantaba, para contarnos una nueva historia. Bajo la antenta mirada de un ingeniero de sonidos, que se dedica a grabarlos para después usarlos en películas, series o lo que sea, nos cuenta la historia de "amor" entre Ryu y David. La primera es una solitaria y callada chica que trabaja en una lonja de pescado por la noche. Además, Ryu es una asesina a sueldo. Y David es un español instalado en Tokio que posee una vinoteca y cuya novia se acaba de suicidar. El padre de ésta es el señor Nagara, rico empresario que junto a su mano derecha contratan a Ryu para matar a David, pues lo consideran culpable del suicidio.

El argumento y la presentación del film nos da a entender que es un drama pero que también tiene tintes de thriller, mi sorpresa es que después de un día de ver la película, aun estoy buscando los rasgos de thriller del film. Lo que si notamos en el film es que hay un cambio entre la Isabel Coixet de las 3 películas nombradas anteriormente y ésta. En esas tres películas primaba la historia, una historia que si bien no era la quinta esencia era relativamente original y estaba muy bien resuelta con un gran guión. En este caso vemos una historia magnificada, como si quisiera hacer un producto mucho más ambicioso, de esta manera, potencia más todos los aspectos técnicos, pero inevitablemente descuida la historia. Esa historia ya no desprende el interés de aquellas, todo es inverosímil, todo parece forzado, y nada demasiado creíble. Las reacciones de los personajes protagonistas no parecen ser las que deberían ser. El personaje de David se ve demasiado ambiguo y confuso hasta que al final, nunca llegas a empatizar con él y a saber exactamente si de verdad le afectaron la pérdida de su novia. Por primera vez las actuaciones principales no aguantan el peso de la propia película, aunque Rinko Kikuchi se esfuerza no hay química entre ella y el actor catalán y esto pesa mucho en la historia. Y eso que prometía mucho con esa escena en que ejecutivos americanos y japoneses comen en un restaurante que usan a las chicas de bandeja, acabando con una desgarradora escena de impotencia y de rabia del señor Nagara al saber que su hija se acaba de suicidar. Pero a partir de ahí todo se vuelve lento, visualmente impecable, pero lento. Como he leído en muchos sitios Coixet construye un ambiente visual absorvente muy bueno, con altas dosis de lirismo, pero la poesía no gusta a todos, y si no se intercala con una buena trama, las películas se adolecen, y eso es exactamente lo que ha pasado. En este guión no hay guiños, no hay frases irónicas, ni momentos memorables. En lugar de eso, rellena el metraje con escenas de sexo (parece que le ha entrado el gusanillo después de Elegy) que tienen poca utilidad para el desarrollo de la historia.


Si algo destaca en el film es precisamente la Banda Sonora. Con instrumentales usando sonidos cotudianos, el ruido que hace Ryu al comerse los fideos... Una gozada y sin duda lo mejor de la película junto a la fotografía de Jean Claude Larrieu.

Interpretativamente Rinko Kikuchi tiene el dificilísimo objetivo de conseguir que no se eche de menos a Sarah Polley, y la verdad es que da la talla. La joven actriz que ya consiguió destacar en Babel, para mí lo único que se salva de la película, consigue construir un personaje muy silencioso, el cual nunca sabes realmente lo que piensa. Takeo Nakahara, Hideo Sakaki y Manabu Oshio interpretan a un jefe empresarial, a su ayudante y al trabajador de David en la vinoteca respectivamente. Sus actuaciones son impecables, el problema es que al igual que todos los secundarios, en esta película da la sensación que están desaprovechados, que tienen su minuto de gloria y que después pasan a un segundo plano. Min Tanaka interpreta al narrador, al misterioso ingeniero de sonidos secretamente enamorado de Ryu. Un personaje que da la sensación que sobra bastante en la película, pero que a la vez a mí me ha parecido el más interesante. No nos cuentan nada de él, pero ¿cómo hubiera sido la misma película protagonizada por él y quitándo un poco de protagonismo a la pareja Ryu-David? estoy convencida que bastante mejor. Y por último tenemos a Sergi López, el actor encargado de interpretar a David. De largo el que menos me ha gustado, no porqué sea mal actor, estoy convencida que es un buen actor, pero si se ve el film en V.O.S.E. no se puede negar que el chico tiene un serio problema con el inglés (el japonés porqué no lo entiendo). No digo que se tuvieran que buscar a un actor que hablara un inglés perfecto, pero que le faltaba un mes o así de clases intensivas sí. Si es que yo pensaba que no había ningún actor que hablara peor que nuestra queridísima Pe en inglés, pero es que el de Sergi López es desastroso, y eso repercute en el film porqué cada vez que tiene que soltar una frase parece que esté pensando "espero pronunciarlo bien" cuando tendría que pensar en el significado de ésta.

Como conclusión, un film decepcionante, que tiene sus momentos de brillantez, porqué lo que hizo con las películas de Polley no fue fruto del azar. Pero que en su mayoría se parece más a Elegy, un film fallido para mí gusto, que a los demás. Otro pasito atrás, aun así, sigo confiando en que en alguna película volverá al nivel que llegó con Mi Vida Sin Mí y La Vida Secreta de las Palabras.

Nota: 6/10

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