sábado, 16 de mayo de 2009

Ángeles y Demonios, Entretenimiento, solo eso

Ron Howard, director irregular como pocos, se pone otra vez detrás de las cámaras para contarnos otra vez las "aventuras" de Robert Langdom, una precuela convertida en secuela de El Código da Vinci. Antes que nada decir que valoro la película simplemente por la película porqué no me he leído el libro, tampoco me he leído El Código da Vinci, y la película ya casi no me acuerdo de casi nada.

En esta ocasión, el Vaticano después de la muerte del papa, y con Patrick McKenna como Camerlengo, y a raíz del secuestro de los preferiti (los favoritos que optaban con más seguridad a ser papa) pide la ayuda de Robert Langdon. Robert Langdon experto en símbolos descubre con la ayuda esta vez de una física italiana que los Illuminati han despertado y pretenden vengarse de la iglesia que hace siglos los extinguió y los aniquiló por creer en la ciencia. Ahora han reaparecido y amenazan con destruir la Ciudad del Vaticano con la "antimateria" una poderosa e iluminativa sustancia que han robado de los laboratorios donde trabaja Vittoria Vetra. La italiana y el profesor americano emprenderán una investigación contrareloj en la cual tendrán que buscar mediante acertijos a los cuatro preferiti secuestrados antes de que sean ejecutados.

Si en Vicky Cristina Barcelona Woody Allen hacía un buen panfleto publicitario, aquí Ron Howard le quita el número uno en "como hacer de una película una guía turística", la acción se pasea por todos los lugares emblemáticos de Roma (solo le ha faltado la parte romana): A parte de la parte del Vaticano donde tienen especialmente interés en la Capilla Sixtina, a la que como turista no le puedes hacer una mísera foto porqué ya vienen hacía a tí 3 matones, aquí te la enseñan siempre que pueden; también se pasean por la Piazza Navonna, el Panteón, la Piazza del Popolo y iglesias varias. Chapeau por ellos porqué realmente consigue que a uno le den ganas de ir a Roma.

Por otro lado, Robert Langdon vuelve con toda la fuerza. Si en El Código da Vinci estaba acompañado por una francesita, incluído ese acento que arrastraría durante toda la película; en está ocasión lo está por una italiana, que junto con los investigadores también arrastraran esta vez un acento italiano durante toda la película (hablo en ambas ocasiones de la versión doblada). Robert Langdon ya no resuelve simples rompecabezas, ahora consigue encontrar las pistas debajo de hojas caídas del árbol porqué su intuición ya le decía que allí estaba justo lo que necesitaba. Si en El Código da Vinci la gente se quejó de que los acertijos eran sencillos, en Ángeles y Demonios han cambiado de táctica, convertir algunos de esos acertijos en inverosímiles y que nuestro inteligentísimo protagonista se tropiece con las respuestas para que el espectador no lo sepa antes de hora. Aunque el guión no es ningún prodigio, la historia resulta interesante, como siempre resultan las tramas sobre sectas y sobre secretos religiosos, y ahora que todo el mundo se ve capacitado a criticar la religión a diestro y siniestro, un argumento como este mezclado a la perfección con el ritmo trepidante de la acción hace que te entretenga, pero no acaba de convencer.

Otra película, y nunca mejor dicho, es el final o lo que podríamos llamar el doble final. SPOILER Cuando parece que la crítica religioso se ha quedado como mero filón de interés y el film acabará trágica a la vez que heroicamente empiezan los mayores errores del film, un terrible giro de guión. Si antes era un poco inverosímil, ahora lo es el triple. El Camerlengo se sacrifica, pero en el último momento se salva gracias a un paracaídas, Langdon sigue encontrándose las claves para resolver el caso de manera puramente casual. FIN SPOILER. Aunque tengo que reconocer que no predecí el giro de la trama tengo que decir que sí noté algo raro y que no me extrañaría que gente con más luces que yo, que será la mayoría podrá adivinar fácilmente dicho giro. Encima con este cambio a Howard y sobretodo al guionista se les ve como a manipuladores que durante casi dos horas te hacen creer una cosa siendo ellos testimonios, y los últimos veinte minutos cambian el discurso de forma radical.

En el plano interpretativo abunda la actuación correcta. Tom Hanks parece que ya tiene la medida de su personaje Robert Langdon, lo interpreta sin más intentando dar el máximo para convertir a un sabelotodo en un personaje interesante. Ayelet Zurer que interpreta a Vittoria Vetra cumple haciendo de florero que también quiere participar en la acción. Así como también cumplen todos los secundarios. Pero entre todas las actuaciones quiero destacar dos: por un lado a Ewan McGregor que afronta un papel diferente de los que nos tiene acostumbrado. Pero sin duda su actuación está por encima la de los demás, consigues empatizar con su personaje y él lo afronta con muchas ganas. Y por último destacar también a Armin Mueller-Stahl actor que hizo un papelón en Promesas del Este dándole una dignísima réplica a Viggo Mortensen. En esta película consigue inquietarnos, acordarnos de su cara en los pocos minutos que sale.

Como conclusión una superproducción made in Hollywood con el único objetivo que ganar dinero. Que entretendrá a los que vayan con actitud positiva, pero que seguramente muchos verán sus lagunas que no son pocas. Mediocre, si la tuviera que puntuar se llevaría un aprovado raspadito raspadito

Project Mayhem En Twitter