
El proyecto de ágora, una película sobre Hypatia una astrónoma del siglo 4 después de cristo, atea, creiente en la filosofía viviendo en medio de una lucha entre cristianos y romanos y judíos era muy interesante. Y se hacía más interesante cuando Rachel Weisz una de las mejores actrices y con más proyección que hay actualmente en activo se metía en el proyecto interpretando a la protagonista. Pero ya en los primeros trailers, la película no parecía que fuera todo lo bueno que se podía esperar, y tristemente esta sensación se ha confirmado una vez acabada de ver la película en la sala del cine.
En un principio Amenábar quería hacer una película sobre astronomía pero finalmente acabó haciendo una película sobre el fundamento religioso y las luchas por la supremacía de una sola religión en este caso el cristianismo. El problema no es tanto la historia como el tratamiento que hace de ésta. Hypatia en lugar de ser en todo momento protagonista, se deja en un segundo plano, todo segundo plano que pueda dejarse a la gran protagonista de la película, y en lugar de optar por mostrarnos toda esa lucha desde los ojos de una atea amante de las estrellas usan un personaje, Davos, un esclavo de la astrologa que una vez libre se convierte al cris

A Amenábar se le pueden achacar muchas cosas sobre esta película porqué verdaderamente no ha sido lo esperado, pero no se le puede negar su atrevimiento y su empeño en intentar hacer una superproducción española y compararla de tú a tú con una americana. La ambientación y el vestuario están muy logrados y no tiene nada que envidiar con ninguna película de temática historia americana. La banda sonora, aunque simple, tampoco está nada mal. El problema es que flojea en todo lo demás: La película resulta demasiado fría, nunca te acabas de creer los sentimientos que despiertan unos en otros porqué en nungún momento transmiten. Realmente parece seamos seres totalmente distintos y no es así. Y menos si pretenden plasmar un tema tan actual como es el fundamentalismo religioso. Pero el hechos es que ni los actores son capaces de hacer sentir un ápice de sentimiento (SPOILER ni siquiera se inmuta una cuando matan a Hypatia FIN SPOILER). El film además abusa del google earth y la repetición planos con la maqueta… las peleas y batallas son demasiado parecidas. Eso ralentiza el ritmo del film.

Últimamente parece que tenemos que sacar los trapos sucios del cristianismo y si sacamos a la luz todas las injusticias que hicieron durante su historia, tendremos el favor del público. Yo me considero atea, pero una cosa es criticar e ir a lo fácil y la otra es profundizar sobre un tema muy interesante. Ágora se queda en lo primero. Esquematiza los bandos rivales: cristianos contra romanos y cristianos contra judíos, todos son malos y todos quieren dominar al pueblo. ¿La pregunta sería como consiguió que todo el público se subordinara si empezó como una minoría?
Interpretativamente todos están muy correctos, pero por desgracia no hay ninguno destaca ni hace un GRAN ACTUACIÓN. Los que destacan más quizás serían Ashraf Barhom que interpreta a Amonio porque tiene un
personaje de fanático religioso muy agradecido y Rachel Weisz que hace lo posible por componer una Hypatia decente. Después los otros tres protagonistas Max Mighella como Davos, Rupert Evans como Synesio, y Oscar Isaacs como el prefecto romano, correctos sin más, quizás les va el puesto un poco grande.

Como conclusión, puede sonar a tópico, pero verdaderamente a Alejandro Amenábar se le queda grande una película histórica. Aunque tiene muchos fallos y para mí es muy muy flojita, no se le puede negar su empeño ni sus ganas.
Nota 4’5/10