
En esta ocasión Von Trier nos presenta la historia de una pareja que después de perder a su hijo por un accidente, decide irse a una cabaña perdida entre los bosques para superar el trauma. La más afectada a priori es ella, y él asume con esfuerzo el papel de apoyo personal. Esa pequeña cabaña, nombrada Edén, no sirve para mejorar la situación de la mujer, sinó que la empeora, y hace que salgan a la luz problemas entre ellos, y que ambos se vean inmersos en su peor pesadilla, momentos de ansiedad, angustia, dolor...
El argumento a priori no parece original pero sí con potencial. El problema es que después de un prólogo magnífico, la historia va perdiendo su rumbo, va perdiendo el norte y empieza ser un montón de ideas sin orden alguno, algunas más interesantes que otras, otras descabelladas... Von Trier las aprovecha todas y eso comporta que el film se convierta en un batuburrillo, una historia que no sabe ni ella misma como se va a resolver. Una historia que no quiere ser redonda, una historia que simplemente busca la provocación, el hacerte remover las tripas, el momento impactante, sin importarle demasiado si tiene coherencia en la trama. Ésta es una de esas películas que juega con el morbo, sin resolver nunca nada. Para que no se le diga también pone dosis de supuesta filosofía/simbolismo que personalmente no la he entendido demasiado, véase: los tres mendigos, todas esas bellotas que le van caiendo al bueno de Willem Dafoe, ese cervatillo que se le aparece, o ese cachondo zorro que habla, los zapatos del niño al revés... La parte del terror tampoco funciona demasiado bien, como mucho se acerca al thriller psicológico.

Pero no todo es confuso en Antichrist. El film sin duda atrae y más allá de si crees que te está contando algo muy bien o muy mal, tiene un gran atractivo visual. Porqué Von Trier puede ser prepotente, puede considerarse el mejor director del mundo sin serlo, pero su popularidad no solo viene precedida por sus metidas de pata/discursos, el danés sabe perfectamente mover la cámara, donde ponerla para captar más intensidad y donde para conseguir hacer el film atractivo y mantenerte delante de la pantalla.
Mención aparte se merece ese potente prólogo con el que empieza el film. En blanco y negro, y en cámara lenta, Von Trier nos reproduce un momento que quedaría para siempre en la mente de nuestra protagonista, y consigue hacerla tan bien que también queda en la nuestra. Acompañada por música clásica de Handël, nos cuenta el fatídico accidente del niño. En esos primeros minutos ya destaca una gran fotografía, que mantendría el nivel durante toda la película.
Interpretativamente el film también merece todos los elogios sobre todo la interpretación de Charlotte Gainsbourg. Un planteamiento bastante teatral, con solo dos actores que tienen que aguantar el peso de toda la película, en este caso Charlotte Gainsbourg y Willem Dafoe. La primera hace una gran gran actuación, una actuación que la vacía, que la deja exhausta. Por su parte Willem Dafoe tiene un papel más contenido y ya sea por su actuación o por el papel en sí nunca llega al nivel de la primera si bien es verdad que también hace un buen trabajo. Von Trier intenta hacer de la cabaña de Edén otro personaje, el resultado un poco irregular: por momentos se convierte en una de las pesadillas de los protagonistas, pero en otros es simplemente el decorado.


Teniendo en cuenta que Von Trier hizo esta película como terapia después de haber roto con su novia, de ahí supongo todo ese odio a las mujeres y el recurso fácil de hacerlas culpables de todo, una vez vista la película, no me gustaría ser la ex. Parece que la mente perversa de Von Trier no tiene límites.
Aunque la película es muy interesante, tiene muy buena fotografía y los actores también están muy bien, el argumenta deja mucho que desear y eso condiciona mucho el resultado final del film. En mi opinión es bastante inferior a Dancer in the Dark, la única película que he visto de Lars Von Trier.
Nota : 6/10
Nota : 6/10