viernes, 11 de febrero de 2011

The Kids Are All Right (Los Chicos Están Bien)

Cada año hay una película “independiente” que se cuela en las 10 nominadas. Películas normalmente sencillas, simples, simpáticas y tiernas que convierten lo común en algo entrañable y consiguen la simpatía de críticos y espectadores. The Kids Are All Right es la Juno o la Little Miss Sunshine de este año. Y formará parte de esas películas destacables, superiores a la media, pero ligeramente hinchadas para dar un poco de variedad en las nominaciones a los Oscars y de esta manera camuflar la apariencia sesuda del crítico y académico.

The Kids Are All Right nos cuenta los problemas y conflictos de una familia americana formada por Nic y Jules, dos mujeres lesbianas y sus dos hijos, Joni y Laser. La monotonía de la familia se rompe al aparecer Paul, el donante de esperma de los dos hijos (uno de cada madre), en escena.

El film trata sobre la unión familiar desde una perspectiva inevitablemente innovadora. La película juega a hacer una exaltación de la normalidad, las pequeñas riñas familiares que se producen en todas las casas sin distinción de la orientación sexual. El film nunca se convierte en una película sobre dos lesbianas, es una película sobre el amor de los padres a los hijos, el miedo a tomar la decisión errónea y perjudicar a tu hijo, sobre la sobreprotección y sobre el amor, la paciencia y el cariño necesario para mantener unida una pareja. El otro día leyendo una crítica sobre la película en la revista Fotogramas decían que el espectador se puede sentir

decepcionado al no haber ningún contenido reivindicativo y político a favor de los derechos a las parejas homosexuales. Pero yo me pregunto ¿mostrar esa igualdad de forma sencilla y sincera no es la mejor manera de decir alto y claro que no hay diferencias, que forman una pareja y siguen una vida familiar llena de altibajos como las parejas heterosexuales? ¿O para reivindicar a las parejas homosexuales y a los derechos gays solo valen películas como Milk?

A pesar del buen rollo que transmite, su sinceridad y su cercanía la película peca de un guión en el que no se acaban de explotar todas sus posibilidades. Es como si viéramos la punta del iceberg y no pudiéramos ver más abajo. Le falta un poco de “mala leche” para que acabe explotando y sea algo más que aquella simpática película. También tiene algún cabo suelto como la salida tan forzada de Paul. La dirección de Cholodenko es correcta pero no destacable, así como una banda sonora que reafirma la etiqueta de “The Kids are All Right es la independiente del año”.

Las interpretaciones son el elemento más sobresaliente de la película. Si Julianne Moore y Annette Bening no estuvieran como protagonistas, la película quedaría perdida en la mediocridad cinematográfica indie. Pero Moore y Bening son dos monstruos de la interpretación y lo demuestran una vez más. Las dos, interpretando a Jules y Nic respectivamente, hacen gala de una buena química y deciden dar la oportunidad a que el personaje viva a través de ellas. El peso masculino lo lleva Mark Ruffalo (Paul) un actor que si bien nunca hace una actuación desastrosa, tampoco le he visto deslumbrar. Y aquí su actuación queda empañada y en un segundo plano ante las de Moore y Bening. Por último destacar las jóvenes promesas Josh Hutcherson y Mia Wasikowska interpretando a los hermanos Laser y Joni dotan de naturalidad a sus personajes.

Como conclusión el film como los chicos están bien. No están perfectos porque siguiendo el planteamiento de la película esa perfección no existe. No existe la familia perfecta y si existiera sería demasiado aburrida.

Nota: 7’5/10

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