Este año, concretamente el 1 de
Julio, casi a escondidas y sin hacer demasiado ruido se estrenó en las
pantallas españolas Blackthorn, sin
destino. Desde Project Mayhem quiero reivindicar este western dirigido por
Mateo Gil, un western con sabor patrio y mucho respeto a los clásicos.
Blackthorn reinterpreta la
leyenda de Butch Cassidy y The Sundance Kid. En Blackthorn los dos forajidos no
murieron en San Vicente (Bolivia), sino que lograron escapar, aunque todo el
mundo los dio por muertos. Muchos años después, Butch, que ahora se llama James
Blackthorn decide que es hora de volver a casa y conocer a su sobrino. Su
camino de vuelta se verá interrumpido por Eduardo, un ingeniero español que ha
robado 50.000 dólares de unas minas en las que trabajaba.
La labor que realiza Mateo Gil
tiene muchísimo mérito. La película no solo lleva esa etiqueta de película
española, que por algún motivo u otro siempre echa para atrás a más de 1 y 2
personas que se acercan al cine con curiosidad. Sino que además es un western,
ese género que se ha quedado escondido en un cajón de Hollywood cogiendo polvo.
Viendo la película podemos imaginarnos al director disfrutando con westerns en
su niñez y pensando, yo algún día tengo que hacer algo parecido. Y el tipo lo
ha hecho. Nada tiene que envidiar Blackthorn a todas esas revisiones westerns de
estos últimos años, es igual o superior.
El film que se puede categorizar
dentro de los westerns crepusculares reflexiona sobre el paso de los años,
sobre la trayectoria vital y sobre el cambio de la sociedad y el estancamiento
de nuestro protagonismo. Nos habla de un tiempo en que los caballos son
sustituidos por el tren, las carreteras y los primeros coches, donde los
forajidos no tienen sitio.
Además Blackthorn posee un guión
de Miguel Barros, muy bien escrito, lógico y bien estructurado. Escrito desde
el respeto, escrito después de estudiar muchos westerns. Nada parece forzado,
incluso el giro no resulta excesivamente molesto. Quizás lo que parece menos
cuidado son los flashbacks que resultan más esquemáticos, simplificados y menos
convincentes.
Aun así, hay que señalar que todo
ese respeto y aroma de homenaje palpable a todos los westerns también se
considera un arma de doble filo. Ese exceso de respeto, hace que a Blackthorn le
falte ese punto de revisión e reinterpretación de tópicos. Falta ese toque
personal, ese punto para dejar al espectador boquiabierto y sorprendido por una
acción, un momento o una frase. Aun así, Mateo Gil no tiene porqué preocuparse pues
desde Sin Perdon de Eastwood que nadie lo ha conseguido.
Visualmente Blackthorn es como el
guión. Una fotografía sólida y bien hecha de la mano de Juan Ruíz Anchía. La
banda sonora de Lucio Godoy vuelve a ser un conjunto de guiños y de referencias
a muchas bandas sonoras de westerns. Además en el apartado musical destaca el
propio Sam Shepard quien interpreta canciones tradicionales americanas, de esas
que la que escribe tiene asociadas a Johnny Cash.
Gil además ha conseguido un
reparto, sin grandes estrellas, pero con unos cuantos nombres muy destacables. Sam
Shepard interpreta a James Blackthorn o Butch Cassidy, con mucha elegancia y
aplomo. Shepard es el protagonista y el encargado de aguantar el peso de toda
la película y lo consigue. A Shepard lo acompaña Eduardo Noriega interpretando
a Eduardo Apodaca. Personalmente lo considero un mal actor, y aunque en esta no
resulta demasiado molesto, hay que decir que es lo peor de la película. Stephen
Rea interperta a MacKinley uno de los buscadores. Rea vuelve a demostrar que es
como esa hormiga que sin hacer mucho ruido se va labrando una carrera
cinematográfica muy interesante, y en este caso se convierte en el tapado de la
película. Sus momentos con Shepard son sin dudarlo lo mejor de la película. En
los flashbacks tenemos dos caras televisivas, Nikolaj Coster-Waldau (Juego de
Tronos) y Padraic Delaney (Los Tudor) para interpretar a Butch Cassidy y
Sundance Kid.
Como conclusión es muy complicado
homenajear a los clásicos con estilo y sin quedarse en una mera caricatura, y
Mateo Gil y compañía lo consiguen. Blackthorn es un western con guiños,
respetuoso, y funcional, los tres actos funcionan y el guión está bien escrito
y resulta lógico. Shepard y Rea hacen el resto.
NOTA: 7’5/10
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