Kynodontas nos presenta una peculiar familia griega. Bajo unas duras y estrictas normas del padre, se crea un “microcosmos” o un “universo paralelo” en que los tres hijos, un chico y dos chicas, no salen de casa porque lo tienen prohibido. No ven la televisión, no tienen internet, ni tan siquiera radio. Están totalmente aislados del exterior que se les presenta como una amenaza acentuada por su padre cuando tiene la más mínima ocasión para mantener su autoridad total. Solo hay una persona del exterior, Kristina, una joven que ha buscado el padre para satisfacer el deseo sexual del hijo mayor. Ésta, junto con la adolescencia de los jóvenes será decisiva en el devenir de la historia que nos cuenta Lanthimos.
El film presenta una gradación in crescendo en todos los sentidos. Durante la primera parte de la película encontramos un drama familiar con tintes cómicos y dosis bien distribuidas de humor negro, negrísimo. A medida que pasa los minutos, llega ese momento en que el director tiene que decidir hacia donde irá la historia. Lanthimos apuesta por un film directo, sin vacilaciones, duro, crudo, frío, arriesgado, valiente, brutal.
Es imposible que la película te deje indiferente. Desde la sonrisa que te saca el hecho de que la sal se llame teléfono, los gatos son los seres más peligrosos de la tierra y que el mar es una silla; pero poco a poco vemos que el director va a llegar al límite y poner toda la carne en el asador. Este hecho comporta un giro, dejar el lado cómico en un segundo plano y se vuelve más dura, fría y violenta. Incluso da la sensación que en algunos momentos quiere impresionar tanto con imágenes con violencia gratuita, que personalmente creo que no era necesaria como mínimo en tal cantidad para entender el mensaje.
La película invita a la reflexión. Basándose en un planteamiento conductista, el padre educa a sus hijos y los moldea como cuando enseñamos a los perros, sin libertad y a base de castigos. El film le sirve al director para criticar todas las normas, esas normas que aceptamos sin rechistar y que en realidad son iguales o parecidas que las que plantea la familia, con la diferencia que ya las tenemos asimiladas. Lanthimos hace una durísima crítica a la sociedad que no se cuestiona las normas, a los que las llevan a la práctica y a los que la sufren sin levantar la voz.
Visualmente predomina un estilo directo, sin florituras visuales que ayuda a transmitir con más crudeza el mensaje, potente. Esta es una de esas películas que el contenido se come el continente y que por tanto este último queda aun más en segundo plano.
Los personajes están en su mayoría bien caracterizados e interpretados. Christos Stergioglou interpreta a un padre violento e impasible; Aggeliki Papoulia da vida a la hermana mayor que aunque con su hermano se comporte y se pelee como dos niños es la rebelde, la que romperá esa falsa estabilidad de que gozaba la familia; Mari Tsoni interpreta a la hermana menor, un personaje más inocente; Hristos Passalis interpreta a un hijo que le viene todo impuesto (incluso mantener relaciones sexuales) y el se limita a cumplir y sobresalir por encima de sus hermanas para ganarse los elogios de su padre; Anna Kalaitziodu da vida a Christina el personaje que abrirá la caja de pandora; y, por último Michele Valey interpreta a una madre y una mujer sumisa a la voluntad de su marido. Quizás me he quedado con ganas de que se abordara más esa perspectiva que me contaran más sobre la madre sobre porqué accedió a dar esa no-vida a sus hijos.
Como conclusión una película original, valiente y dura que no es para todos los públicos, pero parafraseando V.A. Musetto del New York Post: “'Canino' no es para todo el mundo, pero encantará (o como mínimo gustará) a los aventureros".
Nota: 7/10
No hay comentarios:
Publicar un comentario